miércoles, 8 de agosto de 2007

Texto de la Participación de Ligia Z. Peláez

Tarjetas de Visita
Obra de José Manuel Mayorga

¿Cómo ver la obra de Mayorga? Desde mi perspectiva, esta obra es una construcción artística, cuyos referentes están en la historia de la fotografía y su contacto con nuestro acontecer cotidiano. Claro está, que se trata de referentes mediados por los conocimientos y sensibilidad del autor, quien nos comparte su mirada sobre la ciudad de Guatemala, una experiencia urbana contemporánea que se abre desde el visor de la cámara hacia nosotros, mezclando tiempos y distancias.

Esta noche, voy a compartir con ustedes las propias conjeturas y reflexiones que esta obra me sugiere, las cuales giran principalmente alrededor de dos cuestiones: una es acerca del acto y proceso creativos; y, otra está enmarcada en lo que he llamado convergencia y transposición de códigos. Es indiscutible que ambos aspectos están imbricados; pero, por razones de exposición y para darme a entender los he dividido.

En relación con el primer aspecto –el proceso y acto creativos–, varios autores coinciden en que para producir una obra de arte es necesario indagar, investigar, contrastar, problematizar, ser un agudo observador de la realidad y desde luego, contar con herramientas técnicas y conceptuales con las cuales llevarla a cabo, y, por supuesto, requiere de una deliberada decisión de realización. En las tarjetas de visita de Mayorga podemos apreciar todos estos elementos:

hay una indagación sobre la historia fotográfica de nuestro país;
una aguda observación sociocultural;
y, una particular sensibilidad para mostrarnos la realidad que nos rodea.

Ahora bien, ¿por qué Mayorga elige lo que elige? Desde mi perspectiva y basándome en el epígrafe de Pitágoras que precede su catálogo: No es grande el hombre que nace en una cuna y una ciudad ilustre, sino aquél que sabe hacer grande e ilustre la cuna y la ciudad en donde nace, pienso que su selección es coherente con el descubrimiento de imágenes y sujetos –provenientes de distintas clases sociales, etnias y preferencias sexuales– que merecen la pena ser vistos, porque portan memoria, historia, trasgresión, belleza, espontaneidad. Son imágenes que nos dicen algo, que nos trasportan a momentos específicos… a determinadas situaciones, como la “12 y 12” (calle Myrna Mack Chang) que rinde homenaje a nuestra compañera antropóloga asesinada por el Ejército.

Cada una de sus tarjetas nos comunica algo, tiene una interlocución con nosotros, a veces jocosa, otras irónica, nostálgica, reflexiva… todas estas imágenes valen la pena, tienen que ser vistas… y han sido tomadas de la realidad para nosotros con maestría, con pulcritud y con una determinada estética. Hay por lo mismo, un acto y un proceso creativos.

Y esto nos lleva a la cuestión de los códigos, a la forma en que Mayorga nos traslada estas imágenes. Si entendemos que un código es un conjunto de signos que pertenece a determinado sistema ya establecido y que nos permite comprender y trasladar mensajes, podemos ver que en estas tarjetas de visita convergen y se transponen distintos códigos. Por un lado, está el código estético del siglo XIX (incluyendo su formato) que es aprehendido y manejado por Mayorga para leer la realidad guatemalteca del siglo XXI, en el cual resalta la delicadeza, la elegancia, captando de la manera más nítida posible las distintas expresiones individuales. Con ello nos dice mucho, porque no es el entorno o el traje el que le da la belleza estética a la imagen, sino la persona, la situación, el momento capturado. Nos traslada lo sencillo, lo popular, lo callejero… pero lo hace con una particular belleza.

Por otro lado, los textos que acompañan las imágenes visuales, que a su vez son imágenes construidas con palabras, provienen de otros códigos: del lenguaje popular (“huele juerte”, “¿qué va a llevar chula, qué anda buscando?”, “hecho a la medida, el tacuchón Pérez”); o son frases de canciones (ven devórame otra vez, happy together… que nos invita casi a cantarlas); o el término Xanadú que remite a una provincia China, relacionada con la obra Kubla Khan como el jardín de los gozos, de un poeta inglés (Taylor Coleridge); el uso de los idiomas francés e inglés para referirse a personas o situaciones; o bien, la construcción de frases como “un chapín de Europa” para presentar a una querida y conocida persona, como Tasso. Este juego del lenguaje, entremezclando distintos códigos, utilizando distintos referentes hace de estas imágenes mensajes completos para nuestro disfrute.

Y, esto último, pues es una manera de compartirnos, como dice el autor, sus impresiones de la ciudad en que nació y vive. “… al revisitar las cartas de visita se ha entablado un diálogo con la (…) fotografía directa en lugares públicos” que está disponible y esperando ser nuevamente visitada. Un catálogo construido con códigos de los álbumes del siglo XIX y con la gente, los lugares y la cultura de estas coordenadas histórico temporales: la ciudad de Guatemala en el siglo XXI.

18 de julio de 2007

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